viernes, 20 de noviembre de 2009

Jinetes y caballos miden sus destrezas en Campo de Mayo


Aunque todavía no es un deporte difundido en la Argentina, el atalaje deportivo tiene una fecunda tradición en Europa y Estados Unidos. Vistoso para los espectadores, en él se observan las habilidades de diestros "látigos" junto con su capacidad de reacción para sortear obstáculos a ritmo vertiginoso.


Hoy, a partir de las 15.30, y hasta pasado mañana, el público está invitado a presenciar el 14° Campeonato Nacional de Atalaje Deportivo en la Escuela Mililar de Equitación de Campo de Mayo. La entrada es libre y gratuita y el ingreso es por la ruta nacional N° 8.

En el certamen se medirán 50 conductores que compiten activamente en circuitos del país bajo los reglamentos de la Federación Ecuestre Internacional (FEI).

El atalaje deportivo es una disciplina ecuestre que pretende alcanzar la excelencia y competitividad que han logrado otros deportes de ese tipo en la Argentina. Las competencias de la especialidad con sus pruebas combinadas se han ido perfeccionando y organizando de manera cada vez más asidua y con aspiraciones profesionales, siguiendo el ejemplo de la evolución que este mismo deporte ha tenido en el hemisferio norte.

La organización y difusión de las pruebas combinadas de atalajes deportivos comenzaron en el país en 1985. En los 90, la Federación Ecuestre Argentina preparó y aprobó el primer reglamento oficial, basado en las directrices de la FEI. Fue en 1996 cuando se desarrolló el primer campeonato nacional, en el Argentino Farm Club, de Luján. A partir de allí, las competencias se hicieron más frecuentes y ganaron adeptos.

Hoy será el turno de las pruebas de adiestramiento y de tándem avanzado. Mañana, a partir de las 15.30, tendrá lugar una de las competencias estrella: la maratón de siete obstáculos. Se trata de una serie una pruebas sumamente exigentes, en la que quedan en evidencia los distintos tiros de altalaje, yuntas y tiro de 4.

Para pasado mañana, a las 11, está prevista la última prueba de conos para todos los atalajes. Cada prueba individual sumará puntos negativos para la prueba combinada. Quien sume menor cantidad de puntos en contra será el ganador de cada categoría. Para más información, se puede visitar la página

http://www.atalaje.com.ar/



Fuente: La Nacion

miércoles, 18 de noviembre de 2009

La prensa española refleja situaciones tan parecidas a la Argentina

Por Ernesto Tenembaum

Dice uno:

“Entre los muchos síntomas de enloquecimiento que en los últimos tiempos presenta el Gobierno (deberían prohibirse las segundas gestiones porque en ellas todos los Presidentes pierden el norte, cuando no el juicio), hay uno al que se presta poca atención y que a mí me parece de los más graves, por lo que significa y deja traslucir: nada menos que el más absoluto desprecio por la democracia”.

Dice el otro:

“Desengañémonos: la verdad es que en este país el debate intelectual sigue siendo casi imposible.
Me refiero al debate intelectual civilizado, a la pública discusión de discrepancias acerca de un asunto concreto... La cosa no es de ahora, claro está, sino de siempre o de casi siempre, y si hubiera que buscarle una sola causa..., supongo que lo más fácil sería encontrarla... en la suntuosa tradición de intolerancia que nos aqueja... La tolerancia consiste en no confundir un error intelectual con un error moral.

En otras palabras, usted y yo podemos discrepar en todo, pero ni usted ni yo somos por ello unos hijos de puta: lo que ocurre es sólo que uno de los dos está equivocado o que uno de los dos está más cerca de la verdad que el otro. Usted tiene derecho a pensar, digamos, que el Gobierno está afrontando de forma eficaz la situación y yo tengo derecho a pensar que no, pero yo no tengo derecho a pensar que usted piensa lo que piensa porque el Gobierno le ha prometido una subsecretaría y usted no tiene derecho a pensar que yo pienso lo que pienso porque me vendí a la derecha”.

Como el lector agudo sabrá, cuando al narrar un hecho se omiten datos precisos –el autor, la fuente, el país al que se refieren, los nombres propios– los textos suelen ser parte de un juego: no se refieren a lo que parece sino a otra cosa.

En los dos que preceden no tratan sobre la Argentina. Si usted los hubiera visto tal como salieron publicados se enteraría de que fueron publicados, ambos, en El País Semanal, y firmado por Javier Marías, el primero –el que habla del “absoluto desprecio del Gobierno por la democracia” o de lo locos que se ponen los presidentes en el segundo mandato, que en el texto original se menciona como “segunda legislatura”–, y por el popular novelista Javier Cercás el segundo –donde se refiere a que no por pensar distinto uno u otro son unos hijos de puta–.

En las últimas semanas, es divertido leer la prensa española, por cómo refleja una cadena de situaciones tan parecidas a la Argentina.


En ese sentido, el texto más interesante, a mi entender, fue escrito por Milagros Pérez Oliva, la defensora de los lectores de El País, como consecuencia de una situación que, supongo, a usted le resultará conocida.

Resulta que el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero resolvió quitarle la concesión del fútbol pago al grupo Prisa, del cual el diario forma parte y fue, también, origen.

Imaginen el lío que se armó. En un momento, los lectores empezaron a enviar cartas a El País, recriminándole al diario que subordine su línea editorial a la defensa de intereses empresarios. Pérez Oliva le trasladó la preocupación al director del diario, cuya respuesta no satisfizo a muchos otros lectores.

Entonces, Pérez Oliva escribió un texto muy útil para tratar de entender cómo debería ser la relación entre los periodistas y las empresas donde trabajamos, en momentos donde éstas ven afectados o necesitan defender sus intereses, son beneficiadas o perjudicadas por un gobierno.

Así escribió:

“Nada hay más importante para un diario que la fidelidad de sus lectores. Por eso considero que sería un error pensar que todo este malestar obedece a una campaña externa destinada a erosionar la imagen del diario, aun cuando es obvio que otros medios intentan incidir en la polémica o amplificarla en su beneficio". El director negó en su respuesta a la Defensora, que se hubiera producido un giro editorial y que la mayor intensidad de la crítica a Zapatero obedeciera a una agenda oculta... Pero está claro que si tantos lectores han interpretado lo contrario, algún error se ha cometido.

“En el núcleo de la cuestión está el hecho de que El País forma parte de un gran grupo mediático que, como todos los operadores de comunicación, tiene intereses económicos y empresariales. En ningún momento los ha ocultado, y eso supone un ejercicio de transparencia. No debería ser penalizado por ello. Pero conviene que quede claro que el diario no está al servicio de esos intereses. Si en algún momento los lectores han percibido lo contrario, algo ha fallado en las formas o en los tiempos.

“Una vez que se ha instalado la sospecha, la única forma que tiene El País de combatirla es demostrar cada día su independencia. El diario lo hacen sus periodistas, y los intereses empresariales no deben interferir en su trabajo, ni siquiera subliminalmente. Eso es lo que los lectores que me han escrito reclaman con vehemencia. Quieren seguir teniendo un diario en el que poder confiar".

"Es inevitable que a veces se produzcan tensiones entre diferentes intereses. Cuando eso ocurra, cada uno ha de tener muy claro a quién debe su primera lealtad. La primera lealtad de los periodistas debe ser para con los lectores. Y las empresas de comunicación saben que la mejor forma de defender sus intereses es precisamente respetar que la primera lealtad de sus periodistas sea para con los lectores, es decir, con la verdad”.

No sólo hay gente que cree que el gobierno enloqueció, el gobierno afecta los intereses de un grupo de comunicación (cercano, por otra parte), el negocio en el que se mete es en el del fútbol pago, hay personas que están hartas de que el debate público esté plagado de sospechas, y los periodistas discuten su relación con las empresas donde trabajan.

No es sólo eso.

La primera plana de todos los diarios, en estos días, se ocupa de un asunto muy conflictivo. El Poder Ejecutivo está manejado por una mujer. Su vice está harto de ella. El tipo dice que lo espían. No sólo eso. Cuando le preguntan por Zapatero, dice que hay que echar “al peor presidente de la historia de España”. El lugar es Madrid. La mujer a cargo del Ejecutivo es Esperanza Aguirre. Y el hombre se llama Cobo, así, sin la ese: Manuel Cobo.

Dicho sea de paso, la ofensiva destituyente también llegó a España. Con todas las letras. Luego de la derrota del socialismo en las últimas parlamentarias, en los momentos del festejo, las huestes derechistas coreaban, una y otra vez:

–¡Des-ti-tu-ción! ¡Des-ti-tu-ción!

Ni De Angeli se animó a tanto.

Hay algo en lo que no nos parecemos. Ellos hablan y escriben mejor que nosotros. O será que cada quien ve más verde el jardín del otro. No lo sé. Pero vean, como ejemplo, este parrafito de Cercás:

“Lo normal en España es que el debate público no se dé (o, lo que es lo mismo, que se reduzca a un conjunto de improperios de taberna mascullados entre cerveza y cerveza) y, si se da, que acabe pareciéndose a una reyerta de chulos o un combate de astados dispuestos a dirimir a hostia limpia quién de los dos es más macho.

Todo lo demás, dejémonos de pamplinas, se nos da mal. Tan mal que, cuando por un milagro se produce, todos lo seguimos con recelo, como una excentricidad o, mejor dicho, como una mariconada de nenazas hipócritas: para nosotros, un debate intelectual consiste en triturar personalmente al adversario para no tener que tomarse la molestia de discutir sus ideas”.

Improperios de taberna.

Hostia limpia.

Reyerta de chulos.

Mariconada de nenazas hipócritas.

Cuántas palabras.

Qué envidia.

Fuente: El Argentino.com

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domingo, 8 de noviembre de 2009

La patologica mania K contra los medios por Nelson Castro

Es una obsesión. Así, lisa y llanamente, se puede definir la conducta que la Presidenta viene poniendo de manifiesto en relación con “los medios”.

La obsesión –una patología– es siempre fuente de errores. El problema aparece cuando, además, a esos errores no se los reconoce. Esto es lo que le viene sucediendo desde el comienzo de su gobierno a Cristina Fernández de Kirchner.

De allí que la Presidenta está convencida de que generará mayores simpatías y apoyos sumando horas de cadena nacional. Alguien, con un poco de conocimiento, debería intentar decirle que, históricamente, la cadena nacional ha sido fuente de fastidio y rechazo por parte de la población.

A este ambiente de hostilidad hacia los medios en general, se le vino a agregar el bloqueo a las plantas de distribución de La Nación, Clarín y Noticias, acciones, con claras reminiscencias chavistas, que fueron llevadas adelante por Hugo Moyano y sus muchachos ante la manifiesta pasividad de las autoridades nacionales.

El hecho, de por sí grave, tiene dos componentes agregados que le confieren un carácter francamente inquietante: el primero es la alarmante metodología violenta complementada con ingredientes de vandalismo e impunidad; el segundo, es que quien llevó adelante estos actos no es sólo el secretario general de la Confederación General del Trabajo, sino también un pilar fundamental del proyecto político de Néstor y Cristina Kirchner.

Por eso es que la convalidación de estos actos que, con su silencio e inacción ha hecho el gobierno, no sorprende.

No hubo silencio, en cambio, para salir a responderle duramente al líder de la Corriente Clasista y Combativa Juan Carlos Alderete, que anunció la toma de edificios públicos para protestar contra los manejos clientelares de los planes sociales. La toma de edificios públicos – un ministerio, una escuela, una comisaría– es un acto siempre criticable, lo haga quien lo hiciere.

Para este gobierno, en cambio, es sólo reprochable cuando lo hacen sus adversarios. Alderete debería abstenerse de cumplir con esta amenaza que conlleva una cuota de violencia de la que la sociedad está harta.

Lo más dramático de todo es que, en medio de esto, la realidad continúa. El episodio de violencia sufrido por el ex futbolista Fernando Cáceres, quien aún lucha por salvar su vida, y el asesinato de un policía en la madrugada del sábado en la zona de Merlo, es una muestra de ello.

La inseguridad nuestra de cada día es un flagelo que está lejos de ser superado. Y ello es así porque los niveles de marginalidad y exclusión social que presenta la Argentina siguen siendo muy altos.

Es llamativo observar cómo esta realidad, que desde el núcleo del poder se niega, termina por ser aceptada y reconocida por otros funcionarios del mismo gobierno. Si no, veamos lo que ha ocurrido con el documento que se presentó ante la Security Exchange Comission (SEC) de los Estados Unidos, con el objetivo de reabrir el canje de la deuda con el pago a los bonistas que no entraron en la ocasión anterior. Dice allí el representante del gobierno argentino:

“Pese a la recuperación, la economía argentina enfrenta importantes desafíos, incluyendo la extensión de la pobreza, el incremento del desempleo y subempleo, alta inflación y escasez energética”. Ese documento contiene una curiosidad sorprendente, cuando dice que:

“Desde el último trimestre de 2006, el Instituto de Estadísticas y Censos, ha sufrido significativos cambios de personal y controversias. Algunos empleados del INDEC y analistas han objetado los datos de la inflación (y otros datos económicos afectados por las cifras de inflación, como la pobreza y las estimaciones del PBI) publicadas por el INDEC. Analistas privados y otras fuentes no gubernamentales publican estimaciones de inflación y otros datos estadísticos que difieren significativamente de los publicados por el INDEC.”

La necesidad que tiene el país de volver a los mercados internacionales para acceder a fuentes de financiamiento genuino a tasas de interés más bajas, viene generando un complicado ida y vuelta por parte de Néstor Kirchner. Esto lo tiene a mal traer a Amado Boudou, quien se encuentra en Londres, participando de una cumbre de ministros de Economía del G-20.

El asunto principal pasa por la negativa que el matrimonio Kirchner viene expresando a aceptar la auditoría que el Fondo Monetario Internacional debe realizar de nuestra economía. Esto coloca al gobierno argentino en una franca contradicción con el resto de los países miembro de este grupo, los que han accedido a ser sujetos de estas inspecciones. La Argentina es el único que no lo ha hecho, por lo que la contradicción es indisimulable.

Al levantamiento de la ley cerrojo, votado en diputados esta semana, con la negativa de los sectores de izquierda y de la Coalición Cívica, habrá que seguirlo con mucha atención. Allí se le reconocen a los bancos que van a participar en las operaciones, comisiones que, para algunos especialistas, son muy altas.

Mientras tanto, el gobierno ve acercarse la fecha del 10 de diciembre en la que su poder en el Congreso quedará disminuido.

La última gran batalla que pretende librar de aquí a ese día es la del proyecto de Reforma Política. Hoy parece poco probable que ese proyecto vaya a ser aprobado. La posición fuertemente crítica de los sectores de izquierda, a los que el gobierno busca seducir, representa una barrera que aparece como infranqueable.

La exposición ante las comisiones de diputados que hizo el ministro del Interior, Florencio Randazzo, no logró convencer a ningún legislador de la oposición.
Desde Olivos adjudicaron tal fracaso a la poca habilidad del ministro. “Eso es injusto; no hay ministro que pueda hablar con respaldo sobre un proyecto como éste cuando hay un gobierno que imaginó, armó y defendió la disparatada y fracasada aventura de las candidaturas testimoniales”, reconoce un funcionario K.

En el imaginario de Néstor Kirchner en su camino por reconquistar el poder, el próximo paso es el operativo clamor para que reasuma la presidencia del Partido Justicialista. El llamado operativo clamor es una nueva demostración de la disociación que hoy viven los que están atados al aparato político.

Hoy el clamor de la sociedad pasa por cuestiones mucho más concretas y apremiantes. Uno de ellos es la inseguridad nuestra de cada día que se lleva vidas sin cesar. La respuesta de las autoridades de la provincia de Buenos Aires, poniendo cara de circunstancia para después echarles la culpa a los que estuvieron antes, no hizo más que generar la indignación de una ciudadanía que vive con miedo.

La exclusión, que también se cobra vidas, sigue siendo instrumento de clientelismo político. Y las explicaciones que el gobierno da para negar esto más que aclarar, obscurecen.

Ante este panorama, hay también un desafío para la oposición.

De aquí a un mes y dos días habrán de asumir los legisladores electos el 28 de junio. ¿Tendrán la capacidad de generar proyectos conjuntos y lograr coincidencias sustentables en el tiempo sobre tres o cuatro temas esenciales?

Tal vez una oportunidad para apreciar eso aparezca con un proyecto que está elaborando Julio Cobos.

El vicepresidente viene trabajando en una propuesta de nueva coparticipación federal que asegure una mejor redistribución de los fondos entre las distintas provincias. Su idea es la de presentarlo para su tratamiento legislativo en el comienzo del período de sesiones ordinarias del Congreso, a partir del 1 ° de marzo de 2010.

Hablando de Cobos, hay que decir que, ante alguna mala interpretación de una declaración suya, ha hecho saber que de ninguna manera va a presentar la renuncia a su cargo una vez que encare su proyecto presidencial para el 2011, el que sigue intacto. Por y para eso es que está trabajando en la reunificación de la Unión Cívica Radical.

Su idea, una vez definida su candidatura, es pedir licencia durante el tiempo –60 días– que dure la campaña.

La anécdota del cierre tiene que ver con la reunión de la Mesa de Enlace con el ministro de Agricultura, Julián Domínguez. En ella se le advirtió al funcionario que cualquier intento de dividir a los ruralistas fracasaría.

Hubo, además, una demanda perentoria a fin de poner freno a los remates que pesan sobre gran cantidad de pequeños productores que no pueden hacer frente al pago de créditos que tomaron en el Banco Nación.

A estos efectos, Domínguez se levantó de la reunión y habló con la Presidenta quien, impuesta de la novedad, se comunicó inmediatamente con la titular del banco, Mercedes Marcó del Pont, a la que instruyó para que ordenara la suspensión de esos remates.

Obtenida esta respuesta, Domínguez pidió que los integrantes de la Mesa de Enlace pasaran a constatar el listado de los afectados para que nadie quedara afuera de esta solución. Una vez completado este proceso, el ministro tomó nuevamente su teléfono y marcó un número.

“Hola jefe, está todo arreglado”, dijo Domínguez quien, tras la respuesta de su interlocutor, agregó: “¿Quiere hablar con uno de ellos? Se lo paso”. Así, pues, fue como Néstor Kirchner –el jefe– habló con Manuel Förster, uno de los dirigentes que estaba a mano, a quien le dijo la frase “no les guardo ningún rencor” que tanto dio que hablar.

Fuente: Perfil.com

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sábado, 7 de noviembre de 2009

La carencia de políticas de Estado


El salvaje atentado contra el ex futbolista Fernando Cáceres, que lucha en estas horas por salvar su vida, nos vuelve a enfrentar con la cuestión de la inseguridad, que es, pese a la indiferencia que despierta en los círculos gobernantes, la que más preocupa a los argentinos.

Mientas tanto, con total desparpajo, asistimos a las públicas rencillas entre el actual Secretario de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires y su antecesor y entre funcionarios nacionales con los de de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el medio de la cual, como una mueca siniestra, todos los ciudadanos continuamos siendo rehenes de los delkincuentes.

Los ricos pueden pagarse una seguridad privada, que no impide absolutamente los delitos pero que sin dudas contribuye a limitarlos.

Los pobres, en cambio, en esta Argentina en que el Estado cada vez absorbe más funciones que no debe desempeñar y se desentiende de aquellas que son su propia razón de existir, parecen librados a la buena de Dios.

Por eso combatir la inseguridad es mucho más que modificar algunas leyes. Es nada menos que reconstruir el Estado para que cumpla con su rol fundamental de ejercer eficazmente el monopolio de la fuerza pública.

Pero el gobierno, luego de seis años erráticos en la materia, no puede mirar para otro lado y seguir jugando a ser un comentarista de la realidad. Si hay defectos, que se corrijan, pero ningún país puede vivir sin confiar en su policía.

Es hora de replantear completamente el enfoque. Cuesta creer que lo pueda hacer un gobierno que ha probado largamente su falta de vocación para asumir la realidad tal cual es.

Hay cuatro principios, en el aquí y ahora, pero que deben sostenerse en el tiempo:

1) Entender la seguridad como una política de Estado, desideologizando la cuestión;

2) Impunidad cero;

3) Actuar en el campo de la prevención del delito, en la etapa pretérita a la comisión del mismo, a través de políticas preactivas y no con actitudes reactivas;

4) Cumplimiento efectivo de la ley, con el efecto disuasivo que ese compartimiento trae aparejado.

Desde luego que ello debe ir acompañando de activas políticas en diversas temas, como la erradicación de la pobreza, la inclusión social, una justa distribución de la riqueza, la lucha contra el flagelo del narcotráfico y el “paco”, y por supuesto, ubicando al tope de todas estas acciones multidisciplinarias el tema de nuestro tiempo: la educación, el antídoto más eficaz contra la pobreza, la violencia, la exclusión y el prebendarismo político.

ASIGNACIONES A LA NIÑEZ

El gobierno anunció pomposamente la puesta en práctica de una iniciativa que desde hace tiempo postula una parte de la oposición, la de una asignación a la niñez.

Pero como todo en el universo kirchnerista, esto se ha hecho de manera improvisada y mal.

En primer lugar, asombra que los fondos para financiar el sistema surjan de los recursos de los jubilados. No parece que el de nuestra clase pasiva sea un sector especialmente robusto en materia económica como para pedirle que subsidie a otro.

Por otra parte, falta el elemento central que debería tener el esquema, según las iniciativas de la oposición, ya que no es universal.

Y esa falta de universalidad se agrava porque estos subsidios no se repartirán por parte del Estado de manera objetiva, sino que son entregados a intermediarios para que estos a su vez los distribuyan con un criterio clientelístico.

Así, en un reciente reportaje televisivo, la senadora Duhalde explicó cuál fue el criterio del reparto en Lomas de Zamora, donde uno de los designados para la distribución es el interventor del COMFER, señor Mariotto.

De manera que en lugar de darle a la asignación por hijo el carácter de un derecho, se lo entiende como una concesión graciosa que otorgan el monarca y sus cortesanos a la plebe.

Kirchner hace lo de siempre: tapa con un manto progresista, todo adornado de firuletes retóricos, lo que no es sino el ejercicio más descarnado del poder prebendario.

EL NUEVO CRUCE DE LOS ANDES

La presidenta de la Nación viajó a Chile para firmar acuerdos bilaterales con la presidenta chilena.

Aún sin conocer en detalle el contenido de esos acuerdos, desde ya todo lo que se haga por la integración con nuestros vecinos debe ser bienvenido.

Por supuesto, no basta con firmar rimbombantes declaraciones. Se requiere una verdadera cultura de la integración, que el kirchnerismo está lejos de acreditar en estos largos 6 años de gobierno. Basta tener en cuenta el absurdo diferendo con el Uruguay o los recientes conflictos comerciales con Brasil.

Pero me quiero detener en un episodio más bien anecdótico, si no fuera que revela un patrón de conducta constante en el matrimonio presidencial.

En su discurso con motivo de la firma de los acuerdos, nuestra presidenta, siempre proclive al tono épico, comparó esos tratados comerciales con el cruce de los Andes.

La idea ya era lo suficientemente disparatada, porque afortunadamente la señora de Kirchner no arriesgó su pellejo en ese cruce, que no fue además a lomo de burro sino en un confortable avión.

Pero la presidenta no pudo con su genio y agregó que ese acto era superior al de San Martín porque no se realizaba para enfrentar al país vecino, sino para unir lazos con él.

Algún asesor debería informarle a la presidenta que San Martín no cruzó los Andes para pelearse con los chilenos, sino para luchar junto a estos por la independencia de Chile y de América.

Las confusiones y erratas, tan comunes en nuestra primera mandataria, se deben a su vocación por improvisar (medidas de gobierno y discursos) y por contarnos una historia que, a fuerza de pretender apartarse de la "oficial", parece querer construir un Billiken al revés, en el que los héroes y los patriotas resultan todos sospechosos, y la historia argentina consiste en una larga serie de padecimientos hasta la salida triunfante del sol, el 25 de mayo...no de 1810, sino de 2003, en el que El y Ella nos fueron enviados desde el sur por la Providencia para librarnos de tanta infamia acumulada.

Fuente: Notiar

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martes, 3 de noviembre de 2009

La Argentina acumula hoy mucho odio y el responsable político y autor intelectual es el matrimonio Kirchner

Las palabras no siempre son representativas de manera absoluta del pensamiento de los seres humanos. De ser así, no existiría la hipocresía. Llamamos hipócrita a un individuo que dice exactamente todo lo contrario de lo que piensa y siente. “Es un hipócrita”, suele decirse sobre la persona que miente alevosamente, y se coloca exactamente en las antípodas de lo que realmente considera.

Por eso, juzgar literalmente las palabras puede llevar a errores. Porque si escucho a un jefe político hablar de paz, amor, tolerancia, benevolencia, de poner la otra mejilla –como reza el evangelio cristiano-, y las tomo al pie de la letra, digo: “¡Qué bien! ¡Cuánta nobleza!”. O, en términos más contemporáneos: “¡Qué buena onda!”.

Esta persona no está hablando de odio, no predica la revancha, no se está manifestando explícitamente con lenguaje visceral, beligerante, belicoso, dañino, venenoso, tóxico. ¡No! Habla de amor, de poner la otra mejilla: “¡No nos dejaremos provocar!”, “¡No entraremos en la provocación!”, “¡No seremos parte del juego!”.

Sin embargo, cuando uno introduce el escalpelo por debajo de la costra de hipocresía, advierte que se registra en la Argentina de hoy –y esto es responsabilidad central del gobierno kirchnerista, con seis largos años en el poder- la instalación de un clima y una práctica en la que el odio, la revancha y la crispación –palabra tan mentada y sin embargo tan cierta- se han apoderado de nuestra vida cotidiana.

Esto es lo que pretendo decir con estas palabras. Si hay un elemento característico de estos últimos años -y en particular a partir de la instalación y consolidación del gobierno de Néstor Kirchner-, algo que define como rasgo predominante lo que vivimos y respiramos -y cómo esto se introduce en las familias, en las relaciones personales, en los encuentros entre amigos, en las parejas, en los vínculos amorosos, en la relación entre padres e hijos-, ese algo es un irredentismo ideológico, rancio y belicoso.

Estamos impregnados de una suerte de leche cortada nacional, que treinta o cuarenta años después de hechos de sangre que marcaron los años ’60 y ’70 de la Argentina, pareciera plantear que una vez más hay un clima de intimidación vanguardista. Se fortalece la convicción de que quienes gobiernan tienen una verdad superior, iluminada, en contra de una clase media alienada y sometida por la conducción ideológica de clases supuestamente reaccionarias y anti populares.

Esto es, a mi parecer, lo dominante de esta época: la creación artificial –y sin embargo, terriblemente exitosa- de un clima de odio que ha calado más profundo de lo que la mayoría de nosotros quiere admitir, y que viene cortando relaciones, azuzando choques generacionales y envenenando inclusive la vida íntima de los seres humanos.

Es un odio artificial, y sin embargo poderoso; soliviantado y fogoneado desde el centro del poder desde mayo de 2003. Éste es un dato central que más temprano que tarde los argentinos vamos a tener que evaluar, y sobre el que deberemos dar una vuelta de página.

La Argentina acumula hoy mucho odio, mucha bronca, mucha visceralidad ideológica, realidad de un dato cuyo responsable político y autor intelectual es el gobierno del matrimonio Kirchner.

Fuente: La Mirada de Pepe Eliaschev

Hoy empieza el debate por la reforma electoral



Hoy empieza el debate por la reforma electoral.

No es un tema menor. Se trata nada más y nada menos que de la forma en que todos los argentinos vamos a elegir las próximas autoridades.
¿No le interesa saber como será el nuevo mecanismo para hacer más transparentes y participativos los comicios?

Veamos primero lo que hay que modificar o agregar. Es innegociable que haya boleta única. Es uno de los temas que los Kirchner ni mencionaron. Cristina dijo que quería boletas divertidas y de colores. De ninguna manera se puede tolerar que otra vez los grandes partidos le roben a los chicos las boletas que no pueden reponer.

La oposición debería ponerse firme: sin boleta única no hay reforma creíble. En Córdoba ya adoptaron este sistema.

Otro cambio es liberar las trabas para que todos los partidos que quieran presentarse lo puedan hacer sin problemas. Es tiempo de sembrar nuevas esperanzas que tal vez entusiasmen a una franja de los ciudadanos. Hay que fomentar y no limitar la participación. No debe haber requisitos mínimos para los partidos aún a riesgo de que sigan subsistiendo algunas pymes familiares que hacen negocios con partidos minúsculos.

Hay que pelear en el Congreso para que el que controle la elección no sea el ministerio del Interior. Hay que fundar un instituto independiente que sea monitoreado por el Congreso de la Nación. Más transparencia imposible.

Y finalmente es muy bueno que no se permitan aportes de empresas y que el reparto de publicidad en medios audiovisuales sea parejo para todos. Para que haya igualdad de oportunidades para todos. Para que nadie con chequera opulenta tenga ventajas.

Eso si, el estado debe dejar de hacer publicidad oficial desde el mismo día en que comienza el proceso de elecciones internas.

Ahora lo bueno. Hay que mantener a rajatabla las internas abiertas, simultáneas y obligatorias. Es una manera de que todos los argentinos nos hagamos responsables de la vida de los partidos y no solo los afiliados o los aparatos clientelares.

Le doy un ejemplo, tal vez el mas claro. Si hay internas en el PJ y Néstor Kirchner se presenta como candidato existe la posibilidad de que cualquier ciudadano independiente ( 7 de cada 10 argentinos) vaya y vote por el candidato que enfrenta a Néstor Kirchner. Si pierde no se podrá presentar a las elecciones generales de 2011. ¿Se entiende? Es la posibilidad de que el ciudadano no afiliado influya para mejorar los candidatos de todos los partidos. Nadie se puede hacer el desentendido.

No hay que tenerle nunca miedo al voto de la gente. No hay que restringir el sufragio. Todo lo contrario, hay que abrir las puertas y ventanas de los partidos para que entre aire fresco y todos nos hagamos cargo. Una democracia mejor significa tener mejores ciudadanos y mejores candidatos. De eso se trata. Y de nosotros depende.


Fuente: Alfredo Leuco